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jueves, 3 de abril de 2014

Big Data: la nueva forma de controlar la sociedad

Big Data: Un concepto que se ha ido repitiendo de forma recurrente en mis clases de Nuevas Tecnologías y Sociedad de la Información, que a mí, como ''fan'' de la conspiración, me ha dado (cómo no) bastante miedo. Y es que me ha dado por pensar...

Para aquellos que no halláis ido a las clases (sorprendentemente muchos) o para aquellos que simplemente nos leéis y no conocéis el concepto: los sistemas Big Data pretenden analizar mediante algoritmos toda esa cantidad de información y de rastros que dejamos por la red para predecir ciertos comportamientos.

Se nos ha dicho que esta información podría ser muy relevante para las empresas ya que podrían conocer el carácter de sus consumidores, qué comprarán, cuáles son sus gustos e incluso vaticinar sus cambios. E incluso que los datos podrían ser tremendamente relevantes para agencias publicitarias... Y sí, lo son. Pero cómo no, yo voy más allá y siempre en dirección a la conspiración.

¿Y si estos datos son recogidos por Gobiernos o grandes gigantes, por ''los de arriba'' (quien quiera que sean) para descubrir cómo reaccionará la población a determinadas medidas, cuánto serán capaces de aguantar, cuánto tardarán en levantarse contra el poder, quiénes serán y cómo lo harán...? Quizá suene tremendista pero nada más alejado de la realidad.

El País a través de una noticia del New York Times recoge: ''Un grupo de investigadores australianos asegura haber desarrollado un modelo matemático para predecir el genocidio. Un sociólogo suizo ha cribado un siglo de artículos periodísticos para calcular cuándo estallará una guerra''. Y no son los únicos, en EEUU (cómo no) también se han desarrollado herramientas para predecir levantamientos de la población contra el gobierno.
El problema no es sólo el volumen de datos, sino la cantidad de variables utilizadas y lo diferentes que son entre ellas. Datos como palabras clave en redes sociales (twitter se coloca a la cabeza con Nathan Kallus como representante en su análisis del golpe de Estado en Egipto en 2013), blogs, periodísticos digitales; presupuesto dedicado a la defensa del país; si han existido grandes conflictos a lo largo de su historia; subida del precio de alimentos (destacando Yaneer Bam-Yam en el campo)... Esto hace que la tarea se complique, pero no que sea imposible.
De hecho, se recogen más nombres como Ben Goldsmith que dirigió una investigación para señalar que 15 países contaban con mayor riesgo de sufrir un genocidio entre 2011 y 2015 o Thomas Chadefaux, un sociólogo de Zúrich, se propuso vaticinar cuándo y dónde estallaría una guerra.
Kalev H. Leetaru, un informático de la Universidad de Georgetown, creador de un mina de información: La Base de Datos Internacional de Acontecimientos, Lenguaje y Tono. Rastrea noticias en Internet para estudiar qué podría suceder en el futuro o cual es la situación actual. O Michael Best, que participó en la creación de un sistema destinado a controlar la violencia en las redes sociales durante las elecciones de Kenia del año pasado, según recoge El País.

Como sea quizá las empresas no estén preparadas para analizar ese nivel de datos y es cierto que en todos los estudios ha habido errores, y es que es imposible (hoy por hoy, supongo, o eso quiero creer) tener certeza de algo con tal nivel de datos, de población y de mentes, pero estoy convencida que debe de haber quién sí lo consiga y no en demasiado tiempo.

Vosotros decidís verlo como algo positivo o negativo. Útil desde luego que lo es, el problema es para quién y con qué fin.


Cristina Bállega Sánchez