Hace
algunas semanas, el mundo se hacía eco de la noticia: Facebook, el
gigante en forma de red social, compraba Whatsapp, la principal
aplicación de mensajería instantánea. En ese mismo momento, se
desataba la alarma. ¿Por qué? Facebook no es precisamente una
plataforma segura: en el momento en el que cuelgas algo en la red
social (fotos, videos o simplemente datos), deja de ser tuyo.
Además, por todos es conocido que nuestros datos, publicaciones y
preferencias son analizadas para que recibamos publicidad dirigida.
Ambos son los factores que han desencadenado la controversia.
Empecemos
por el de la publicidad.
Centro para la Democracia Digital y el Centro para la Protección de
la Información Electrónica llegaron a solicitar una revisión de la
operación comercial por este motivo alegando, tal como recoge
elnuevoherald.com (según el comunicado): “WhatsApp ha
construido una base de usuarios basada en el compromiso de no recabar
datos sobre sus usuarios con fines publicitarios''... Pero Facebook es a lo que se dedica, creciendo así las posibilidades de
que esto suceda. Los usuarios dejarían sus datos a merced del ''gran
gigante'' sin haberlo previsto.
Esta preocupación no viene de la
nada, ya se intentó incluir anuncios en Instagram tras su compra
aunque huvo que realizar modificaciones por la presión que
ejercieron los usuarios.
Tal
y como recoge bbc.co.uk, ''la exposición a la publicidad en línea y
constituye una práctica comercial desleal y engañosa, sujeta a
investigación por parte de la Comisión Federal de Comercio"
[...] ''La gran pregunta es si Facebook comenzará a utilizar los
datos de usuarios de WhatsApp – el contenido de los los mensajes
pero también la ubicación del cliente - para dirigir sus
anuncios''.
Personalmente,
me asusté bastante cuando supe que, por defecto, la opción de
revelar tu ubicación mediante los mensajes de Facebook venía
activada. Me percaté por casualidad. Todo aquel al que yo enviara un
mensaje, sabía desde qué ubicación lo hacía... ¿No da miedo?.
Imaginemos que alguien a quien no conoces te ha preguntado algo y tu
contestas preguntándole quién es. No quiero ponerme tremendista
pero.. imaginate que le da por hacerte algo.
Con
esto quiero llegar al segundo problema. La privacidad, el uso de
datos para otros fines no comerciales.
Ya
era conocido que Whatsapp utilizaba un sistema de cifrado algo
desfasado y, por lo tanto, fácil de hackear. De hecho, existieron
aplicaciones que permitían espiar las conversaciones de otros
usuarios conectados a una misma red (ya retirada, no os preocupéis)
y si a esto le sumamos que ahora está Facebook de por medio...
Quizá
el problema es la ubicación de las sedes de ambas empresas: Estados
Unidos, donde las leyes de protección de datos son más flexibles,
menos estrictas, que en Europa. Así los usuarios europeos (y el
resto) quedan desprotegidos.
En
la actualidad, según periódicos digitales, no existe una política
de de protección de datos en Whatsapp, por lo que se reservan el
derecho de utilizar esa información (a pesar de declaraciones por
parte de la empresa diciendo que las conversaciones no se guardan en
ningún sitio. Conociendo el mecanismo de Whatsapp... no lo creo).
Pero sí queda recogida y reflejada por elmundo.com su política de
privacidad: ''según sus responsables, consiste en compartir
información con otros proveedores de servicio y en usar información
personal, ya sean datos de uso, cookies, IP, entre otros, con el
objetivo de mejorar la calidad del servicio y generar la creación de
nuevas características para mejorar la experiencia del usuario''.
¿Que más experiencia necesito que la de mandar un mensaje de forma
instantánea...? ¿No me habia descargado la aplicación para eso...?
Hay
que explicar que se estaba pensando en incluir llamadas gratuitas de
voz. Nos beneficia a los usuarios pero... ¿Nuestras conversaciones
serán escuchadas de igual forma que se leen nuestros datos?